22 de febrero de 2018

La estupidez triunfa en este juego

Sigo cargando conmigo algunas fichas que pegan bajo, aunque al parecer sigo bien parado. Cómo siempre, parado.
Resulta ser tanta la ingratitud de lo desordenado, tiré al fango una ficha que era no más que un feo recuerdo, aunque nunca caminé por él. Sabía lo que significaba, pero nunca lo saboreé. Nunca me gustó ser amigo de los amigos, y éste tampoco era el caso. Aún así, el desorden jugó bajo. Me mostró una mala y conocida cara. Al agua, pato.
Otra vez en el lugar de la casa, mi casa y la de todos, que más me contiene dulce y placenteramente cautivo. Otra vez, pero otra ficha. ¡Pero otra ficha! Y yo sabía que andabas un poco tristona, nunca te valoraron tiempo y forma, y esta vez tu mano derecha. Tanto que hablaste de ello y llegó tarde, algo que yo no perdonaría, algo de lo que vos llorás.
Yo sigo parado y por el campo andan corriendo, como siempre. ¡Queda pintada la rapidez, la puta madre! Y te gusta, y llorás porque te gusta, y llorás porque te hace mierda sentirte bien por tan poco. Tan poco.
Fuí caro, como con todos, pero con vos más aún. ¡mirá el berenjenal que te dejé! Lo miro y río, porque ni aunque me duela un poco opaca el goce. Soy caro.
Un recuerdo de mí no podrá hermosearte más, pero igual me mata no saber dónde estás ni qué hacer
Si habré llorado... Y aunque hoy no río, no chillo, porque nunca me gustó. Ni cuando me dibujaste la cara. Y aunque haya borrado tus veinte números, todavía me acuerdo el fin de ellos, y el arrebato todavía no puede conmigo.
¡Y esa ficha! ¿Qué sentirás? Todavía ni me tomé la molestia de tirarla a la mierda. Tanta psicosis después no me dió la sangre. ¡Pero cómo se equivocó, la puta madre! Tanto que hablas de ello...
Y todavía me resuena tu tortuosidad.
¿Por qué será que seguís rondando? Me doy miedo porque nunca sé qué mierda hacer y siempre andás al acecho.
Siempre caro, siempre mucho, siempre abrumando. Y me vuelve.
Aún así, cortés como siempre, me guardo unos cartuchos por si algún día te toca el suplicio de tener que andar en la mayor ingravidez de todas. Y el gusto siempre es mío, nunca tuyo.
Recordar para olvidar.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

espiral

Varias propuestas para cruzar el río  cerca del mediodía se decide arriesgar el paso  El problema más agobiante  es voluntario, por supuesto...