De agotamientos vengo en ritmo y visteando anaqueles con alarde de desasosiego lleno ratos valiosos.
El entusiasmo me da forma y vivo con eterna infancia los juegos adultos, las osadías de poca monta y quién sabe cuántos burdeles emocionales.
Liviano se puede bailar. ¿A quién lacera el descaro?
De voyeur y ermitaño se puede vivir siglos duraderos como un día, bebiendo de la eterna cadencia del cambio, abierto de brazos en aras de dar libertad al desazón. Todos los días la misma sanata: alguna pelotudez nueva, ¿cuáles todas te dan ganas de morder?
Primitivo y provechoso, hay una sola cura, el viento, y una sola razón, la sangre. Duplicándose van estocándome. Desde acá arriba, ¿qué puedo hacer?
Relajate y gozá, son veintidós los vergeles deshojados. Un baile que conocés pero para el que no te da. El trabajo sucio no es tuyo.
Lleno de frititos corro, y ay de mí si me libero. ¿Aguantaré?
Los pétalos están hechos para caerse, Chitu.
No pierdas esa esencia negra.
Sos tu mentira.
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