17 de agosto de 2022

già

Me miró suspicaz, luego negó con la cabeza. No quise preguntar, pero me dijo resueltamente:
–Ella ya no está aquí. 
Creí tener que creerle. Ella ya no estaba allí, esto era cuanto llegué a descubrir. ¿Se había perdido; sucumbió en aquel largo, largo viaje, sólo para caer en manos de 

Me pesó el corazón

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