paréceme serena tu juventud
compasivo tu pecho
y presto tu pensamiento;
las heridas que en mí miras
a veces condolida, risueña otras
ni malhabidas son ni me atormentan
éstas que ven el sol tú curarías
hay otras que, aunque más dolorosas
no quisieras mitigar.
¿Tienes tú de éstas?
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