1 de septiembre de 2017

Mouthwatering

Si supieras, pendex, que me enamoran tus autodefinidos defectos, que me atrapaste en la naturalidad de lo que creés indecoroso en vos ¡Nunca te mostraste más vos que cuando eso!
Si tan solo tuvieses la delicadeza de apartar la cosa que te da y te atreverías a regalarme esa mirada desfachatada y esa sonrisa desvergonzada... Sí, bien dije... creo, sería lo más delicado que vería en mis días.
Y ahí vas, con la mirada un poco cohibida para abrirte en una risa plagada de rubor, de niñez, de sabida ternura. Y ahí voy, a desfallecerme ante cada dulzura, a preguntarme cómo podría no querer eso por el resto de mis albas, cómo no mirarte y comportarme con la algarabía interior que significa tu ceño en busca de complicidad.
Nena, borrame de la escena, bailá intrépida por el éter, inundá de vos la luz; nena, no tengo languidez cuando vos.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

espiral

Varias propuestas para cruzar el río  cerca del mediodía se decide arriesgar el paso  El problema más agobiante  es voluntario, por supuesto...