18 de octubre de 2017

Zancada, cuclillas y letargo

La primera sequedad en los ojos no es más que un trastabillón; la segunda desesperanza no es más que un susto en el espejo; y por tercera vez finado, es que no es más que ser arrojado al lecho más duro y silencioso, donde... bueno, al menos la calma hará su itinerario por cada paisaje ennegrecido. Será ya cosa de calzarse los largos y adentrarse en lo incomodante del más temido reflejo; ya no hay lugar para el sabor de la sal.
Será cosa de tolerar al aire y a sus probos hábitos.

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