11 de octubre de 2017

Bla, bla y más bla

-¿Creés que pueda contribuir en tu felicidad?
-‎Si, obvio, ¿y yo en la tuya?
-‎Em, uia, en aprietos. Sí, desde ya, pero dejame explicarte algo. Hablábamos día atrás sobre mi sonrisa, o mejor dicho, la ausencia de ella, y tu linealidad entre sonrisa y felicidad. Y yo no sonrío por ser feliz, sino por error.
-‎¿Entonces?
-‎Entonces, voy a decirte que cuando haya felicidad, como momento que es, en parte es tuya. Felicidad no es sonreír. Felicidad es llorar, es el culo lleno de preguntas, felicidad es echarte en la cama o en el pasto y saber que recaés en realidad en alguien que está, dónde no sé, pero está. Felicidad es encontrarte en una palabra, felicidad es un recuerdo y es a lo que me llevas, es dormir y sentirte robándome cama, es dormir y sentirte robándome sueño y adentrándote en los sueños míos, y también es soñar despierto con vos. Felicidad es un momento, pero vos llegaste inoportuna, te metiste de prepo a incomodarme y hacerme esclavo de tu presencia para no enturbiarme. Felicidad es la duda que amarga también, porque al fin de cuentas hay motivo, motivo que falta y desasosiega en largos ratos.
Ya basta con el aburrimiento, ¿qué sigue?

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