28 de agosto de 2018

Santa Fé y Uruguay

Mi ser hacia la madurez, el tuyo hacia la quietud. Andaba yo para la seriedad, andabas vos vestida de ironía.
Todo da lo mismo bajo tus nubes, y bajo una alameda ardía yo. En verdad, y aunque la esquizofrenia me fue enseñando, nunca supe qué hacer. De tanto pensar, faltaban dos miradas para confirmar mi debilidad.
Entre el gentío, tu presencia prendió mi seducción. La supe muy errada al ver que arrancabas manojos de desdén a mi adolorida sensatez, pero decidí regalarte un show más.
Sin hablar, sin tocar. No hubo más remedio que adorar desde cerca lo que se va perdiendo en recuerdos fundiéndose para seguir bailando.
Fuiste inspiración y fui yo regalo. Vos tan misma, yo tan lejos.
Fue tu culpa.

15 de agosto de 2018

Mi obsesionario en aquel conticinio

Hice del frío un café, y desazón amagó tu impuntualidad. ¡Estabas tan linda!... yo meneando el rabo desde que supe de vos.
El paseo comenzó por las habituales banalidades que de no ser por tu voz lo serian aún más. Bailabas en artimañas para sujetarme a no sé qué parte de tu cara. Me ví perdido todo el tiempo.
Por allí, algunos caprichos que supe encausar con mis frías manos hasta ese monolito bajo el cual era todo de primavera en pleno hastío.
Sin otra para mí que andar sambando entre el sí y el sí a todo, no tuve más que un modo fácil para ser yo con vos.
Y yazgo aquí, entre la urgencia de esta vez y fabricar un lugar en donde dar vida a este entusiasmo de brote continuo.
Reclinados ya tu belleza y mi latente implosión sobre ese mármol, devoré ávidamente el cortejo que improvisaste, esa casualidad llena de intención.
No importaron el viento, el frío, las luces ni gran parte de tu perorata. Tampoco ese pequeño can que corría y ponía risa a la risueña seriedad de nuestro asunto. Mi lugar eran tus modismos. El tuyo, una excusa para engrupirme hasta ver los nervios respirando por mis palabras ya entrecortadas.
No quedó más que para silencio. Recoleta corría, el mundo urgía entre sinsentidos, pero ese monolito fue la dulzura de toda quietud. Quietud rota cuando asaltaste mi boca. No hubo cortocircuito. Mente, cuerpo y alma corriendo en unísono tras vos.

espiral

Varias propuestas para cruzar el río  cerca del mediodía se decide arriesgar el paso  El problema más agobiante  es voluntario, por supuesto...