26 de abril de 2019

Latigando

Para no hablar de viento, deben ser las marcas visibles. No hay arte en lo azaroso sin lágrimas en un papel, como no hay andanza sin recular, como no se aprende a nadar sin haber buceado en la sensación de ahogo.
Sentir es una mezcolanza: buenos instantes muriendo lentamente en la cinta y maldades de cien prosas repitiéndose insoportablemente en ella.

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