25 de abril de 2019

Supino

La añoranza de una noche es para un alma con dolor, más no con arrepentimiento.
La revancha, un plato que nos declara irónicos: no ver el gesto culpable de los días nones. La grandeza no es sinó camino, cuya culpa reposa en la palma de una mano y cuya estocada final no es más que falta de días para gozar de su holgura.
La fantasía de poder volver es aquella misma alocada que da el paso siguiente hacia lo nuevo ya leído.

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