13 de agosto de 2017

Miércoles y sábado

Pareciera haber destino de colisionar ambos, pero pretendiendo sernos indiferentes. Mentira, no a cualquiera se le dona una sonrisa.
Llegando a la esquina, te conocí por los Oxford, me llamaron la atención un rato antes.
Prendías un pucho sobre Salta (qué combinación vos y los cigarrillos...), yo, tan apurado, solo respondí con una sonrisa al pasar, pero me quedé en vos para ser honesto; Retiro, 'cuidate'... Si, yo me cuido, algo creo que puedo. 'Vos también, nos vemos el miércoles', sabés que el miércoles no nos vemos por lo que deberíamos, si vos me lo recordaste. ¿Pero nos vemos?
Volvemos ambos sobre nuestros pasos (¿quién tiene la culpa? Algún divino tercero. Nosotros solo lo hicimos al mismo tiempo) Un beso, solo uno. Larguísimo. Ahora sí, te retirás con lo tuyo, despreocupadamente, como si nada hubiese pasado. Te perdés por Libertador, yo sigo por Juncal buscando qué mierda hacer de mi cabeza luego de eso.
Constitución. Entendés mi sarcasmo, mi acidez. Pero más aún, le respondés sin inmutarte, con altura. No te espanta, lo usas para mostrarte no a mí, a los que nos rodean. ¿Acaso mostrarás que jugas conmigo?
Salta. Tanta cosa al acercamiento que ni nos atrevemos a mirarnos a los ojos. Nos delataríamos. Esquivamos hasta que no nos es posible.
Retiro. Ahora sí, sólos, el cantar es otro. Ellos se alejan, apurados siempre, como ambos comentamos entender. Tanta es la efusividad en ellos que la aprovechamos nosotros, callados. Se van, nosotros seguimos, o podríamos decir que nos llegamos en ese momento.
Libertador y Ramos Mejía. 'Ahí se va', me preocupo. 'Na, tomo el que viene' y me volaste el coco, otra vez, otra vez... '¿Querés uno? Ah, vos estos no fumás', te me cagás de risa, me conocés algo, pero no parecés hacer alarde de ello, solo buscás estirar... 'Y ahora qué onda, ¿cómo volvés a tu feudo?', la preocupación de todos, pero a vos te expliqué con ganas. No sos de por acá, por lo que explicarte gran parte fue en vano, pero era hablar (¿por qué de eso?), sentirme acobardado ante cada mirada hacia mi languidez disimulada para vos; 'me gusta tu perfume'... (¡con lo que saltás!) 'Gracias' (no supe qué decirte) y mi sonrisa te explicó que no pude reaccionar sobriamente, como nunca ante vos.
Lo que siguió, ni idea. Estaba sordo, ciego, mudo, ido. Bastó con poco para dejarme en blanconieve.
Te perdés por Libertador, y aún yo sigo por Juncal, buscando qué hacer de mí cabeza...

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

espiral

Varias propuestas para cruzar el río  cerca del mediodía se decide arriesgar el paso  El problema más agobiante  es voluntario, por supuesto...