9 de septiembre de 2017

Ao espelho

Sano, sanado, ¿y el perdón? Todavía no me lo permito, no; tampoco todavía la razón encuentro de que la mirada se esconda cada día más.
Y es que no soy bueno frente a él, no existe piedad; ya solamente afeito la lengua, cada día más podrida en ese claustro, ¿podrá ser?
Ni mísera respuesta ofrece, y sin embargo podría pasar horas esperándolo, contemplándolo, hablándole, provocándolo y vaya a saber uno cuánto más... No hay caso. Y vuelvo, cabizbajo, a punto de volcar, vuelvo.
Mudo, estoy tan sonado que nadie más que vos me endulza tanto el oído. Mudo, ¿adónde me estás llevando?

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

espiral

Varias propuestas para cruzar el río  cerca del mediodía se decide arriesgar el paso  El problema más agobiante  es voluntario, por supuesto...