27 de octubre de 2017

En la mesa chica, ¿se resigna a sí mismo?

-Yo ofrezco un desfachatado y magnífico paraíso de unicidad, pero no es más que una concesión. De algún parecido modo, espero algo más que una migaja del mismo pan.
Quien quiera perpetuarse en las inevitables y permanentes visitas, sean dulces o sean sin sabor, sabrá de qué modo mover su pesado culo, del mismo modo que repto por los ásperos suelos ofreciendo un vacío volente de llenar algún especial resquicio.
Soy honesto, lo sé y lo sabés. Vueltas da el carrusel.

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