Determinadamente, la razón, el tesón, la lógica sequedad no tienen lugar en momentos en cuales lo interior desea nada más que una asunción de sí mismo en el conductor de toda sinergia, momentos en los cuales toda caterva de composturas lúcidas y honradeces a la venerada cortesía del discernimiento.
Definitivamente, necesitás el drama que se abre paso entre tan poca inmutación.
Llanto que no sé si me conmueve o me irrita.
Me echo y lloro con vos.
26 de septiembre de 2017
Un nero giorno
25 de septiembre de 2017
Puaj
Cierro los ojos y me visitas. Ahí sentada en la plaza, hablándome, con la ceja levantada mirándome, esperándome... ¡y yo tan quedado! Yo y mi respeto.
Y no, no hay descanso.
Abro los ojos y te visito. Ahí, tan atrevida y compadeciente, tan pura buscando calma, jugando como niña, ¡y yo tan avasallante! Te llevaste mi niñez, esa que tanto desdeñé.
Y no, no descanso. Desearía tu ceño frente al mío, revivir, volver de la borda alguna vez.
Tu idealización... Tirana si las hay, y yo sin saber actuar, sin saber de dramas, sin lugar para juegos.
Rendido, aguardo guiño utópico, saber que mis saludos no son más que una mentira, que mi firmeza no es más que desazón aguantado, que un anhelo no es más que todo mi mundo.
Después de todo, quizás el viento se acuerde de mí.
19 de septiembre de 2017
Pasaje de ida
Allí cuando nuestras sienes estrechadas, allí cuando comenzó nuestra teleología. Allí, así.
14 de septiembre de 2017
Signorina
Señorita que desordenó los estantes de mis pulsiones de control, que puso color a mi penar... Señorita que hurtó de mí todo atisbo de silencio encubridor. Señorita que me hizo sentir dulce cada pernicie. Señorita que me encadenó al abrazo...
Señorita, desearía atreverme a cuestionar su terquedad.
Señorita, deme una somera razón para ponerle nombre a su profunda nobleza.
Señorita, no ose terminar con la intriga, ¡qué sensualidad arropa su negación!
Ojalá tuviera la energía que hay en vos
Vos con tu orgullo, yo con mi procrastinación permanente. Al final llegamos al mismo punto y al menos compartimos espacio en este trajín.
Vos con dilemas en tu envés, yo con mi yihad entre ceja y ceja; tu distensión y mi rigidez.
Mires por donde mires, asunto de claridad y asunto de un aire a lugubridad. Ojos, tez, cabello, verba, sueños, andar; te divierte lo sano y hay perversión en los dientes que muestro. Así es, claridad y abatimiento.
Aún así, en un espejo nos vimos de viejos, vos aún estoica y en tu hombro, yo, siempre a punto de caer.
Sé que lo esperas, sé que me esperas.
10 de septiembre de 2017
¿Por qué tan retorcido, querido?
Comprendí, quizás pronto, que andar al lado supone diseminar ciertas intrigas por los más recónditos rincones y a la vez anunciarles. Supone, del mismo modo, ponderar ciertos silencios y enarbolar ciertas preocupaciones del vulgo, caminar lo superfluo aunque guste más bucear la profundidad. Supone, también, condenar preguntas al escrito y que no afloren en la verba.
Este asunto tiene un aire a dejar el último pucho para más tarde, a dar todo guardando una pendejésima, es decir todo y que el silencio esté de sobra.
Así, cayó la ficha de que mi obsesión por descifrarte debe tener un señuelo antes, tiene que enmascararse para que te tomes la delicadeza de mirarla a los ojos, de carcomerla; a lo que ya conocía se sumó este despertar.
Comprendí, quizás tarde, que hay preguntas a las que el universo de la palabra no ofrece solución y que sin algunos enigmas sin resolver no soy capaz de andar agazapado.
Este asunto tiene un aire a guardarme la gana de saber por qué yo, por qué vos, por qué ahora, por qué algunas palabras, por qué Quilmes, por qué México, por qué ese llanto con inferioridad, por qué mostrar esas cicatrices, por qué esos rollos si no miraste el precio, por qué ese día, por qué así, por qué tan lejos, por qué esa negación, por qué esa sencillez, por qué esa distensión, por qué entregada y vencida y el porqué, por sobre todas las malditas cosas, de querer volverte a cruzar.
Así cayó la ficha de que esconder y no mezquinar, de hacerte pensar un poco a vos aunque no pueda y aunque no creas.
¿Cuál fue?
He aquí un pecador. Pecador de los más peores, el que no da abasto a las pequeñas descargas, ese que busca conexiones en todo segundo.
Y sí, me devano los sesos y no doy, che, no doy. Nunca di realmente, siempre esquivo, aunque no sé si yo o el todo; todo santo dolor, hoy, se asemeja a tu rostro, a tus manos, a tu voz, tu perfume, tus mañas, tus arrumacos, tu maldita y adictiva esencia; no me acostumbro al vacío.
¿Qué pasó?
Debí saberlo, lo dulce traiciona. Muy putamente siempre caigo en lo mismo, soy propenso al tropiezo.
Llueve, lloro... pasado por agua, pero no limpia, inunda. Y es que no me atrevo, aún, a bailar bajo la lluvia.
Vengo de abajo, pero todavía no salí de él. Y tu perfume me tortura, por cierto.
9 de septiembre de 2017
Ao espelho
Sano, sanado, ¿y el perdón? Todavía no me lo permito, no; tampoco todavía la razón encuentro de que la mirada se esconda cada día más.
Y es que no soy bueno frente a él, no existe piedad; ya solamente afeito la lengua, cada día más podrida en ese claustro, ¿podrá ser?
Ni mísera respuesta ofrece, y sin embargo podría pasar horas esperándolo, contemplándolo, hablándole, provocándolo y vaya a saber uno cuánto más... No hay caso. Y vuelvo, cabizbajo, a punto de volcar, vuelvo.
Mudo, estoy tan sonado que nadie más que vos me endulza tanto el oído. Mudo, ¿adónde me estás llevando?
Eras alguien a quien yo solía conocer...
Sí, quién iba a decirlo... Vos.
Vos, vos y vos, y yo... ¡cómo!
Algunos paseos. Me esperabas y yo ya planeaba con vos, qué locura. Sí, me esperabas o te escapabas, pero yo iba hacia vos. La previa era el asunto, quizás me iba mejor que antes, quizás tocaba volver con un sinsabor inexplicable.
¿Y cómo se te ocurría pensar que no conocía el color de tus ojos? Ni una idea, nunca-nunca.
Confundimos, decís bien. Mi respeto y tus rayes; desapareciste del mapa, no te olvidé. Siempre lejos. Venís de lejos.
Ahora sí, osás... Osás acercarte y seducirme, así tan descaradamente, tan encantadoramente, tan despreocupadamente ante el ventanal ya, con ojos achinados, sonrisa plagada de dolor, un andar danzante y ganas de callar(me); y hoy, más que ahora, entiendo que pequé de novato ante mis sueños aunque me los haya cruzado día a día.
El timón, el timón... Pero, ¿por qué vos? Bah, no sé si te lo di o lo tomaste con solo ser vos, significar, danzar en esos infantiles movimientos en la aburrida adultez venidera, o ¡no sé!
Bella timonel, simplona resplandeciente, cómo es que fui a... Ya no me callás y los recuerdos muerden-me los talones.
8 de septiembre de 2017
En bancas-rotas
Tu ethos rebasó cualquier perfección mía. Fulminó éste, quizás, cualquier intento mío por volar a tu frecuencia, toda ilusión de paliar tus asperezas y, aún sin satisfacerse, también toda resistencia a tus desprecios.
Qué despreciable cosa la que me obliga a seguir sintiendo dulces los embustes y aún así saber a qué lugar acudir en aras de calmar mis cicatrices. Sin embargo sigo sin encontrarte y me vaciás.
Desearía por un momento cerrar los ojos y que sea eterno el no acordarme de vos, que una vez que me haya ido de ese banco no me plazca sentarme, que los guadañazos no me lleven a tu imágen, que tu dulzura abra paso a mi amargura para no volver.
Linda, aquí me ves... Alto, altísimo el precio. No me quedó otra.
7 de septiembre de 2017
Traumhaft
Aún ese entusiasmo me suena en carne viva. ¡Esa vuelta! Sí, esa vuelta y me olvidé el olfato... Qué traidora ilusión poseyó a mi viciosa mente esa puta mañana.
Solo allí, bajo las nubes de esa mañana, entendí el motor de toda palabra, el dolor.
Así es, la espuma para los neófitos dejen-nós, que de a poco voy callando y en alza; sí, leal, deja que me imbuya en vos para hacer bueno uso de la daga y dar en lo más dulce de la esencia.
Por fin hago vuelo en la inmensa altura del bajofondo. Por fin bailo desmesurado y de pie con los ojos y corazón cerrado en la oscuridad, pero sonriente sangrando (¿habrá alegría?) Por fin... en cuclillas el mentón se ve más tentador que nunca, pero todo lo vas a sentir en lo más profundo (¿podrás irte? ¿querrás?)
De todas formas, sos el lugar adonde quiero huir de vos.
Añoranza
Otrora tu oro en mi cercanía. Lo aquilaté hasta perderlo de vista; otrora sensación de plenitud; otrora descanso, otrora consuelo. Otrora silencio del que no incomoda; otrora sensación de alma abrillantada; otrora sensación de intriga, otrora sorpresa; otrora tu grácil andar y otrora mi dirección -sigo anclado.
¿Cuándo? ¿Dónde el más allá?
¿Sigo íntegro o me curo?
1 de septiembre de 2017
Mouthwatering
Si supieras, pendex, que me enamoran tus autodefinidos defectos, que me atrapaste en la naturalidad de lo que creés indecoroso en vos ¡Nunca te mostraste más vos que cuando eso!
Si tan solo tuvieses la delicadeza de apartar la cosa que te da y te atreverías a regalarme esa mirada desfachatada y esa sonrisa desvergonzada... Sí, bien dije... creo, sería lo más delicado que vería en mis días.
Y ahí vas, con la mirada un poco cohibida para abrirte en una risa plagada de rubor, de niñez, de sabida ternura. Y ahí voy, a desfallecerme ante cada dulzura, a preguntarme cómo podría no querer eso por el resto de mis albas, cómo no mirarte y comportarme con la algarabía interior que significa tu ceño en busca de complicidad.
Nena, borrame de la escena, bailá intrépida por el éter, inundá de vos la luz; nena, no tengo languidez cuando vos.
Terzo decanato
Pareciera ser que un fantasma me viene persiguiendo. Lo llamo fantasma aunque en verdad sea solo un salmo de la cursilería más dulce. Amor eterno viene evangelizando ante mis oídos. Sí, a mí, el más amargo del condado. ¿De qué viene?
Par de profetas han presentado-se ante mí, bellas y encantadoras. ¿Será acaso alguna broma de mal gusto? Consecutivamente... y che, el sentido no lo diviso entre la niebla. Al menos no todavía.
Suelo no ser de flotar. Más bien elijo la firmeza de la tierra, incluso su dureza (esa que me arropa al caer)
Última me preguntó porque no hallaba aún respuesta a su, empero, dulce divagación. Llenó mi vacío de preguntas, ciertamente, y como mujer que es, vio como mi integridad flaqueó, claramente.
Paradójicamente, y en el más recóndito de los rincones, mi rigidez cedió ante el relajo de una dulce incitación a replantear mi tozudez, quizás la mas noble de las disuasiones; paradójicamente, cundió en mí la idea de arrastrarme por la irracionalidad de cualquier sentimiento enaltecido. Y sí, me dejé llevar.
Así, cuasi oníricamente, no me iba a mentir a mí mismo, y aunque guardado, puedo cantar a grito pelado el sentir amor eterno porque si pereciere hoy, lo haría queriéndote; si mañana toca desvivir, amándote partiría hacia la eternidad con tu nombre aflorando en mis balbuceos; y si por alguna de las más putas casualidades toca pasado, y lejos mío estás, seguiría con tu imágen sintiendo mis latidos en el ventanal -sabés bien que fue cuando mi mente, finalmente, calló.
Sí, querida mía, llegaría al infierno para perpetrarme y en mis manos aún tu cofre.
Dice-me
Cómo no buscarte si te pensé vacilando en algún mar profundo por la noche, y ya insomne no encontré calma hasta tu caricia.
Cómo no buscarte si incluso puñalada me gustó, si verdad fue respiro y liberación.
Cómo pasar de vos si tu atención me intimidó; cómo, si lloviste primero que todo y casi que me inundaste los campos. Cómo podría si aún tormenta no temo entregarme, si por ella no busco reparo.
Cómo osaría pretender que en cada rincón hay vos y aún así hacer caso omiso a lo que de mí grita.
espiral
Varias propuestas para cruzar el río cerca del mediodía se decide arriesgar el paso El problema más agobiante es voluntario, por supuesto...
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Cómo no buscarte si te pensé vacilando en algún mar profundo por la noche, y ya insomne no encontré calma hasta tu caricia. Cómo no buscart...
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Varias propuestas para cruzar el río cerca del mediodía se decide arriesgar el paso El problema más agobiante es voluntario, por supuesto...
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como indios sentados como gitanos esperan mueven sus manos mueven como qué intentan quizás marear al ocaso bajos bajo lo que les oprime que ...