Te siento cerca. Merodeás, te lucís, me inducís a verte, venís a por los míos...
El miedo, sabés Negra, no es para conmigo. Solo te pido que cuando me mires no me quede suspiro ya para explicar tu inefabilidad.
El miedo, sabés, es a que te-me lleves la sangre, mi sangre.
Belleza, esperá a que me componga algún día, teneme paciencia. No tengo apuro aún en conocer tu eternidad, algún día alcanzaré la solemnidad que merecés de mí. Dejá que mi ígneo interior ceda ante tus inclemencias, pero conmoveme sin respirarme en la oreja.
En todos los casos, decidirás el momento; pero es que por hoy no hallo fuerza alguna para compostura necesaria si me despojás.
31 de agosto de 2017
A no es-Caparrr
Guardar
Querida, hay dolores que se llevan, que no se exhiben.
Verás, hay dolores por honrar, porque son cuales te definen. Hay dolores que no tenés que llorar...
Sacá los resquemores de tu verba, dejame sentirlos en cada aproximación, dejame sentir las descargas, dejame cerrar los ojos y temblar por ellos.
Soslayá el ardor en tus ojos, dejalos fluir en el aire así tu compostura te engrandece.
No te van a dejar tranquila, no persigas un imposible. Perseguí la perfección de algún vacío y dejá que coma de ellos.
Levantá esa mirada y fruncí ese ceño que diosa te declarás. Pegá y pegá, que tu seda se la merece aquel que aún así tu dureza, solo ése tocará tu alma haciendo alarde de un esfuerzo noble.
Linda...
30 de agosto de 2017
¡Buen vuelo! O el mejor de ellos, mejor dicho
Loca, me seguís incomodando.
Loca, borramos todo y sigo girando por mi casa buscando explicación.
Loca, siempre estuviste en la otra punta, pero tu voluntad de no quedarte con ganas de acercarte me consumieron.
Loca, cuántas promesas fuimos.
Loca, sos tan hermosa y yo que no supe fabricarme nada...
Loca, arrancaste en nada mi todo.
Loca, te perdono mis lamentos.
Loca, ¡puta madre! Daría mucho por verte y abrazarte una vez más... Para empezar, daría mi integridad a cambio. De eso no salgo bien.
Loca, hasta nunca. Te quise y te quiero aún (no sé por qué razón), al fin de todo.
Loca, aún no te encontré.
Loca, la imagen de tus hermosísimas manos la llevo.
Loca, ¡cuidá tu inocencia!
28 de agosto de 2017
No se juega con eso
Sánchez de Bustamante. Sol que traspasa la ventana y yo, con las piernas cruzadas, contándote mi yihad de todos los días. ¡Por esta vez fuiste tan dulce!
Así lo quisiste vos, yo hubiera preferido más cautela de tu parte. Es que siempre tan cordial que me entra la duda si esas miradas plagadas de sarcasmo es sólo una devolución, un contraataque o solo alguna gentileza desinteresada.
Que lleve el agua para mi cauce. ¡Vaya consejo! Si, el gato al agua, nene. ¡Nene!... dejaste diminuto mi metro ochenta y cuatro, bruja. Te me planté sin mucho dicho, ¿adónde me querés pegar?
Probablemente escape una y otra vez de escenas similares, no me gusta tanto halago. Después de ello, ¿cómo sigo? ¿Será que rescatás algo especial en mi panacea? No es la edad, es la forma de ser. Respondiste a mi drama, borrando de él cualquier excusa mía. Pero es drama para mí, néctar para vos.
No me consumas tan rápido...
Mirando hacia el centro
Por primera vez, te tocó algo de ella, te exaltó. Vi como, falsa pero realmente, tuviste consideración.
Si tan solo hubieses sentido su aflicción...
Basta de parar, magnánima.
Paseo por tu biblioteca, recorro tus palabras aunque no me endulcen el oído. Hacés alardes de mis verdades y ahí me tenés, buscándote más y más.
Tus palabras... Sí, aunque esté buceando en esas cuatro paredes regalando atención a lo que no sale de tu boca y sigue diciendo de vos, las escucho. Es solo una cuestión de pretender que preparo el terreno para tu inyección de conciencia.
Tu vestimenta, tu cara, los detalles tienen ya como rehén mi estabilidad. Tu boca moviéndose, tu puerca lengua con su meneo (me intranquiliza aunque ya distraídamente no pueda escuchar y mucho menos leerte los labios)
Lo sabés bien, tus gestos siguen pulsando en el éter. A ese sí que lo enduzás, lo sobornás para que grite tu nombre en un idioma que yo sólo entiendo. O quizás también haya rendido-se ante los perfumes que solés elegir para enaltecerte aún más, como si tus modales necesitasen ayuda alguna.
Sí, son ternuras de otro mundo las tuyas. De alguno mejor en donde los seres de pulsiones no hayamos quietud.
Y no, los vicios no son del cuerpo...
27 de agosto de 2017
Luzbel
Rara vez sufro la soledad, solo de vez en cuando. Y no, no es no llenarse los ojos de alguienes, sino un modo de andar. Y sí, verás, también una forma de relacionarse.
Como única condición, no me usurpes la soledad solo para cuestionarla. En todo caso, robarías un pedazo de mi calma más amarga solo para intentar que desdeñe la comodidad que me intranquiliza, la quietud por la que me muevo.
Verás, quejarme de ella es un lapsus, o quizás sea un reflejo, una manera de volver a foja cero convencido; o una manera de verme ahogado para volver a sentir la calidez de mis aguas; por lo demás, podría encadenarme a esperar de vos todo lo que tengas para no quitarme, hasta podría volverme adicto a ello.
Chi c'è lì dentro?
Apagón cunde, cada vez más bocas de lobo. Aunque cosas intentan distraerme, la nada me puede. Pasa todo y no termina por pasa nada.
Un temblor en la voluntad, ¡y que se rompa pero que no se doble!
Luz pega el portazo, se desdibuja la órbita.
Lucidez parece innecesaria, demás en la escena... pero está...
La cura es más veneno. Lo sé. No es mi propia medicina, es alguna otra peor. Pero la tangencia me invita a parecerse-me usual, ya que traspasaste tu pedestal de asíntota para cruzarme (te me fuiste permitida) ¿Nos cruzaremos en alguna eternidad? Tal vez no llegue con este vacío, aunque siempre parecés tener la forma de llenarme (¡y me mirásss!), o bien podría yo creermeló.
Te dejo pasar y ya pasaste bastante, y se encorva mi entusiasmo. Te pediría que escojas lo mejor que puedas y lo hagas tuyo, ya de mí ha escapado y por poco no lo he hecho yo. No guardo tanto valor, verás bien.
Lucidez parece demás en la escena, innecesaria... pero está... ¿Cuándo me la arrebatás?
26 de agosto de 2017
Arrugas en el lapicero
-Sé que nací ayer, pero una mujer me hizo envejecer de repente
y desde entonces ni un amanecer me vió sereno
Y un demonio en cada esquina dijo: "Obedeceme"
y volví a ser esclavo del veneno.
25 de agosto de 2017
Now you get what you want, want more?
'Lo sentí venir, sr. Sala. Sentí la proximidad de su irreverencia'
¿Qué tiene usted? Me intimidó -manso recibimiento; aunque nos tuteemos, a modo de agasajo, le ofrezco mi acting de respetuoso desacatado (todavía me da la nafta para llevar al personaje a cuestas, verá)
Aunque nos reconozcamos iguales, sabemos ambos que las experiencias nada de común tienen, no están pasibles de ser mesuradas por el mismo pulso. Y sin embargo, acá estamos, contraatacándonos con sorpresas acerca de lo poco que sabemos ambos, o simplemente enriqueciéndonos -digamos que enseñándonos enigmas.
Qué manera de escupir ambos y qué empatía... Llamémosle confianza a ciegas, como ya lo acordamos.
Preguntaría-le si sigue llenándole el culo de preguntas la manera en que observo y recorro esa burbuja que usted diagramó y que yo... bueno... desfilo en ella. Entiendo si le molesta la aparente falta de atención y justo con usted, que entiende mi obsesión permanente. Entiéndame, quizás no me descifre del todo (¿usted o yo?)
¿Habrá sentido el vacío pronto a invadirla?; ¿descifrar mi locuacidad y mi silencio? Difficile, ni yo... pero no mire tanto así.
Quiero seguir jugando.
Sechiii
Ahora sí. Siete hacen la diferencia. O mejor dicho, son la diferencia.
Ahora sí, adelante o muerto, pero rey.
23 de agosto de 2017
Amo quedarme así
De alguna manera, la última hora que ví en el reloj fue en la que llegaste.
De alguna manera, la hora no pasa más. No quiero que pase tampoco; en realidad, mientras vos, no me queda atención para el tiempo. Solo sos, solo siento... no sé qué ni como, pero sos y siento.
Pero... ¿la eternidad tiene hora de comienzo? Algo osado me hace pensar que te conozco de algún pasado, ¡a esa mirada no la vi en este mundo!
Perdón, verás que me tenés poco cuerdo, ladrando sinsentidos.
22 de agosto de 2017
Esperimento
Último día, feo. Casi fin del fin. Ya te habias adelantado, intenté correr lo más cerca posible, pero algo me frenaba. Saña, desbordamiento.
Hablando de pensar, toda la noche, necesité distracción con más pensamiento; hasta ahí, casi todo tuyo.
Primer día, impulso. La esperanza tapó cualquier miedo, no pude olerlo.
Amenaza y me voy; ¿era yo o yo dando o mi versión peor?
Bronca, al por mayor. ¿Lágrimas? Ni forzadas, y las quise. Explicameló; saña.
Reproche, tenés razón siempre. Aún teniéndola yo, tomá, te la dono. Eso no tenía ya razón, ¿por qué guardármela yo?
Bronca. Explicación urgente a que siga mirando desde tu ventana. Añoro.
Me extraño, casi no me conozco. Ni te conozco ni te hecho de menos. Reflejo o qué, no lo sé.
17 de agosto de 2017
Painkiller
Te quiero. Te quiero y no -tanto- para que cuides de mí. Mis tormentas son interiores, aunque sin saberlo sos alivio (no hay cura)
Si aún quisieras insistir en hacerlo, el esfuerzo debe serte ajeno. Respirar, existir, un plano de tus ojos... no creo te sea costoso.
Te quiero, y si pudiera, batallaría contra cada uno de los males que son deseosos de hacerte flaquear (¡si tan solo supiera cómo!) Pero te pienso tanto que mi papel es estar un paso a la izquierda y uno atrás, es verte riendo por el camino.
Es que si me intrometiera en tu batalla, sería reconocer debilidad en vos. Y es esa mi batalla, verte finar toda flaqueza que se te anteponga. Ser tu espectador cumple mi rato acá.
Y cuando te siento cerca, algún cuidado me hace falta, ¡me vulneras! Y es que conozco la debilidad aún en la plenitud, pero es el placer de algún rastro de dolor; sé que querés... Y con gusto me lo permitiría.
Gritaría en el más absoluto silencio, haría las menos disimuladas señas, entristecería todavía más mis ojos si así necesitara, y te regalaría mi todo para que notes que dándome una mano y con la otra señalando el camino, un paso a la derecha y uno adelante, me hacés sentir seguridad inusitada, un entusiasmo infantil en lo hostil, una vida en lo incoloro.
Y si me cuidás, puede que me contradiga, porque sos la coronación que anhelo para mis varias trifulcas.
Y si me cuidás, ya no vas a encontrar resistencia alguna. Tendrás que conformarte con un diminuto regalo (lo que quede de mí).
Te quiero.
13 de agosto de 2017
Miércoles y sábado
Pareciera haber destino de colisionar ambos, pero pretendiendo sernos indiferentes. Mentira, no a cualquiera se le dona una sonrisa.
Llegando a la esquina, te conocí por los Oxford, me llamaron la atención un rato antes.
Prendías un pucho sobre Salta (qué combinación vos y los cigarrillos...), yo, tan apurado, solo respondí con una sonrisa al pasar, pero me quedé en vos para ser honesto; Retiro, 'cuidate'... Si, yo me cuido, algo creo que puedo. 'Vos también, nos vemos el miércoles', sabés que el miércoles no nos vemos por lo que deberíamos, si vos me lo recordaste. ¿Pero nos vemos?
Volvemos ambos sobre nuestros pasos (¿quién tiene la culpa? Algún divino tercero. Nosotros solo lo hicimos al mismo tiempo) Un beso, solo uno. Larguísimo. Ahora sí, te retirás con lo tuyo, despreocupadamente, como si nada hubiese pasado. Te perdés por Libertador, yo sigo por Juncal buscando qué mierda hacer de mi cabeza luego de eso.
Constitución. Entendés mi sarcasmo, mi acidez. Pero más aún, le respondés sin inmutarte, con altura. No te espanta, lo usas para mostrarte no a mí, a los que nos rodean. ¿Acaso mostrarás que jugas conmigo?
Salta. Tanta cosa al acercamiento que ni nos atrevemos a mirarnos a los ojos. Nos delataríamos. Esquivamos hasta que no nos es posible.
Retiro. Ahora sí, sólos, el cantar es otro. Ellos se alejan, apurados siempre, como ambos comentamos entender. Tanta es la efusividad en ellos que la aprovechamos nosotros, callados. Se van, nosotros seguimos, o podríamos decir que nos llegamos en ese momento.
Libertador y Ramos Mejía. 'Ahí se va', me preocupo. 'Na, tomo el que viene' y me volaste el coco, otra vez, otra vez... '¿Querés uno? Ah, vos estos no fumás', te me cagás de risa, me conocés algo, pero no parecés hacer alarde de ello, solo buscás estirar... 'Y ahora qué onda, ¿cómo volvés a tu feudo?', la preocupación de todos, pero a vos te expliqué con ganas. No sos de por acá, por lo que explicarte gran parte fue en vano, pero era hablar (¿por qué de eso?), sentirme acobardado ante cada mirada hacia mi languidez disimulada para vos; 'me gusta tu perfume'... (¡con lo que saltás!) 'Gracias' (no supe qué decirte) y mi sonrisa te explicó que no pude reaccionar sobriamente, como nunca ante vos.
Lo que siguió, ni idea. Estaba sordo, ciego, mudo, ido. Bastó con poco para dejarme en blanconieve.
Te perdés por Libertador, y aún yo sigo por Juncal, buscando qué hacer de mí cabeza...
12 de agosto de 2017
La tempestá
A la tormenta siempre hay que darle un buen desayuno, vestirla bien, perfumarla, presentársela a sí misma al espejo, hacerla que ensaye unas sonrisas frente a él y proponerle quehaceres todos los días.
Nada de animarla, no se siente cómoda siendo vivaracha.
11 de agosto de 2017
Pleasure of incommoding
Me preguntaron si era feliz, respondí que la felicidad es un momento. A sangre fría repreguntaron pero, taimado, dije que probablemente nunca me haya propuesto la felicidad. Mi decisión me deja de lado y sólo, muy sólo. Por una vez, lacera la incomodidad de la soledad: no me comprendo ¿Quiero vivir el momento? Tengo que fabricármelo... ¿O quiero vivir para siempre? Si debo ganármelo...
¡Que no me gustan los velos!
No sé, no sé dónde estás... Ya sé, ya llegué hasta aquí ¡y te extraño tanto!
Carne, hueso y algo más...
Lamentable y plácidamente tengo tres grandes vicios: la invisibilidad, el gusto por la soledad y las malas formas.
9 de agosto de 2017
Póstumo
Justo cuando comprendo de una vez por todas, miro alrededor y no veo a quien querer abrazar. No veo la razón de abrir los brazos si en esa claridad no veo la representación oscura de mí que vi enfrente.
Quizás las formas de encontrarse no sean semejantes a la pulcritud, ¿pero alguna vez se te plantó alguien y te quebró?
Obviamente, la incomprensión lleva a que nos carcoman las ganas de gritarla. Lo guardado aflora de las peores formas, y a veces las peores formas afloran con el cajón vacío también.
Si, ya sé, inocencia a cuidar, pero no hay ingenuidad. Si, a veces veo cuernos en tu aura. Consciente o no, hacés cundir la incredulidad, ¿no la ves?; aún así, mi ceguera fue solo temporal. Tarde, claro.
Una inocencia desubicada siempre pero inmenso néctar para el temple. Una inocencia que se vale de ideales que amainan para encajar (che, que solo a veces es fea la soledad. Solo a veces) ¿Pero cuántos contamos antes de que los dedos se arrepientan de erguirse por números vacíos?
Pero dame esa inocencia todo el tiempo que creas aguantar, y es que la llevas tan bien que enerva para luego remorder...
Hacés alarde de esa indecisión, ¡y yo tan convencido de pegarmela contra un muro! Tan aceite y tan agua que me llamás para que quiera irme pero aún respondo dócil para volarme en un enojo que no tiene por qué serlo al minuto; tanta parla para esconder.
Sos un libro y yo me trabo patológica y permanentemente al leer. Me encanta tropezar y viviría topándome con tus piedras que tirás queriendo o solo siendo. Ansío conocer tu piso desde cerca, acostado regocijándome en tu agridulce.
Tu simpleza me entretiene buscándole sentido. Una simpleza que no se lleva simplemente.
Callé, solo eso. Y hay otras cosas que no me perdono...
8 de agosto de 2017
Ossimoro
Una imágen. El escaloncito para llegar a la pileta cuando nene.
Vuelve esa sensación aunque jamás sentí, nunca nunca, ese escalofrío. ¿Vuelve de dónde? ¿De cuándo?
Ya transité esta ruta, pero vuelvo sobre mis pasos y no son mías las huellas.
Al borde de un acantilado, pero mirando hacia la superficie y alguien o algo, desde el vacío, me pega el empujón. 'Largate a correr', y siento la obligación de caminar sobre esa superficie, un hilo. Y me largo a una carrera, siento que algo o alguien me pisa los talones. Él, Miedo.
El cuerpo me es chico. Exaltación. Me enaltece una cosa, me inhiben dos: la mejor de las intenciones; inseguridad y mi accionar. El vaso rebalsa pero no deja de rebalsar nunca.
Un abrazo, siento el vacío vestirme, pero sigo en la desnudez; un tropiezo me llena. En bolas, pero sin frío.
El orgullo es tan pero tan grande y tiene tanta altura que se arrodilla ante una mirada a los ojos.
Ciego busco el faro. Sordo, el unísono. Desollado, voy tras la seda más suave para la cual no encuentro el tacto.
No sé qué quiero, pero quiero y voy hacia el desconocimiento. Al menos tengo destino.
espiral
Varias propuestas para cruzar el río cerca del mediodía se decide arriesgar el paso El problema más agobiante es voluntario, por supuesto...
-
Cómo no buscarte si te pensé vacilando en algún mar profundo por la noche, y ya insomne no encontré calma hasta tu caricia. Cómo no buscart...
-
Varias propuestas para cruzar el río cerca del mediodía se decide arriesgar el paso El problema más agobiante es voluntario, por supuesto...
-
como indios sentados como gitanos esperan mueven sus manos mueven como qué intentan quizás marear al ocaso bajos bajo lo que les oprime que ...